La enfermedad mental es una condición que afecta gravemente la vida de la persona que la padece. Se estima que mil millones de personas sufren en todo el mundo enfermedades mentales y neurológicas, según un informe divulgado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el 2007. Dichos padecimientos afectan a uno de cada seis habitantes del planeta.
En términos generales, podemos señalar varias formas de afección: el estado de ánimo, el comportamiento, la comunicación, la vida familiar, laboral o académica. Todo depende del tipo y gravedad de la enfermedad, la cual no tienen una causa directa, más bien se origina a partir de la concurrencia de varios factores: hereditario, crianza, estilo de vida, mecanismos de defensa y estructura de la propia personalidad. Por lo general, nos es más fácil comprender, y aceptar, las enfermedades físicas que las mentales.
De acuerdo con la perspectiva médica, una enfermedad mental se manifiesta mediante un comportamiento desadaptado, que no llega a ningún resultado concreto y que se aparta de la realidad. La enfermedad implica una retirada de la realidad y la vida social.
Las personas afectadas necesariamente sufren graves deterioros cognitivos y conductuales. No existe una edad formal de aparición de la enfermedad, puede aparecer desde la infancia, o en la adolescencia, alrededor de los 30 años, o en edad avanzada. Todas las edades son susceptibles, pero los jóvenes y los ancianos son especialmente vulnerables.
La enfermedad de inicio en la infancia se caracteriza por un pobre funcionamiento social, los trastornos formales del pensamiento y los delirios son menos frecuentes. Existen otros casos que se suelen confundir con problemas escolares como el bajo rendimiento, retraimiento o mala conducta.
La persona enferma comienza a mostrarse extraña, rara, aislada, puede evitar el contacto interpersonal, dormir poco o demasiado, y presentar algunas conductas inusuales.
Los síntomas varían dependiendo el tipo de enfermedad y la persona que la padece, pero en general se dividen en:
Positivos.- La palabra “positivo” no significa “bueno”, sino que se refiere a los síntomas que normalmente no presenta una persona sana, tales como las alucinaciones y las ideas delirantes.
Negativos.- La palabra “negativo” no se refiere a la actitud de la persona, sino al aplanamiento emocional o falta de expresión, incapacidad de comenzar y terminar actividades y falta de interés y placer en la vida.
Desorganizados.- Incluyen ideas extravagantes e inapropiadas, discurso incoherente, comportamiento inapropiado, enlentecimiento psicomotor o movimiento repetitivo, como caminar en círculos o de un lado a otro, ademanes o gestos inusuales y dificultad para entender objetos, sonidos o sentimientos y emociones diarias.
Es muy importante recordar que la persona no tiene conciencia de su padecimiento, y por lo tanto no pedirá ayuda, tampoco aceptará tomar medicamento o acudir al especialista. Sin embargo, sin el tratamiento adecuado, las consecuencias para el enfermo, la familia y la sociedad pueden ser graves. La identificación y el tratamiento temprano son de vital importancia, logrará que la recuperación sea más rápida y que los daños sean menores. Entre el 70 y el 90 % de los pacientes que reciben un tratamiento adecuado tienen una reducción significativa de los síntomas y, por consecuencia, una mejor calidad de vida.
Tratamiento Sugerido
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Farmacológico
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Psicoterapéutico
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Terapia de Grupo
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Terapia Ocupacional
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Apoyo Familiar